Todos tenemos muchas cosas que decir, pero en términos generales carecemos del hábito y la actitud necesaria para escuchar.

Siempre que nos enfrentamos al complejo reto de la comunicación, solemos saltarnos un aspecto previo y básico: la escucha. Será por este motivo que, en esta era de la comunicación, la formación de expertos en personal branding propone el aprendizaje de herramientas y técnicas para practicar la escucha activa.

Todos tenemos muchas cosas que decir, o al menos eso pensamos, pero en términos generales carecemos del hábito y la actitud necesaria para escuchar. Una deficiencia que veinte siglos atrás ya observaba con preocupación Epícteto: “Así como existe un arte de bien hablar, existe también un arte de bien escuchar. En las escuelas de oratoria se enseña el primero, pero en ninguna escuela se enseña el segundo”.

La escucha es un bien escaso

Escuchar no es lo mismo que oír. Esto último es una acción mecánica, un don de la naturaleza, pero a escuchar se aprende. El psicólogo estadounidense Daniel Goleman, en su célebre Inteligencia emocional (Kairós), identificó la escucha como una de las principales habilidades de las personas que saben relacionarse con el entorno y gestionan de manera correcta las emociones, tanto propias como ajenas.

escucha antes de hablar

Para comunicar bien es necesario escuchar mejor

¿Cómo ha sido esto posible? ¿Cómo se ha convertido Oprah en una influencer/líder de opinión? La razón fundamental reside en que Oprah descubrió qué era lo que mejor sabía hacer: hablar. Pero no solo ese importante detalle le ha valido para arrasar entre las multitudes. El célebre Dr. Oz explica la razón con tanto detalle como acierto: “Oprah es realmente buena escuchando. Presta atención a lo que dices, pero también a tus emociones, al dolor de tu corazón, a tus pensamientos”.

Tres consejos de oro:

  1. Escucha con los ojos y con el tacto.
  2. Atiende los suspiros, los silencios, las pausas…
  3. Escucha también con el corazón.

Errores y aciertos en una escucha activa

Aciertos de una escucha activa:

  • Estudiar el lenguaje corporal.
  • Cuidar el tono de voz.
  • Gestionar las emociones.
  • Atender lo que se dice y lo que no se dice.
  • Integrar las palabras que se escuchan en el contexto en el que se pronuncian.

Errores en la escucha activa:

  • Distraerte durante la conversación.
  • Interrumpir al que habla.
  • Juzgar y querer imponer tus ideas.
  • Rechazar y no validar lo que el otro esté sintiendo.
  • Descalificar al dar tu opinión.
  • Contar tu propia historia en vez de escuchar la suya.

Un buen hábito para garantizar a tu interlocutor que estás escuchando de manera consciente consiste en repetir los mensajes destacados que te ofrece. Esta técnica no solo mejora la comunicación, sino que también permite a la otra persona sentirse apreciada y valorada.

Albert Costa, profesor investigador Icrea del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la Universidad Pompeu Fabra, señala que hacen falta más investigaciones para saber si realmente cada vez hablamos más y somos más dispersos escuchando. Costa tiene una amplia experiencia en la investigación de los mecanismos que utiliza el cerebro para procesar el lenguaje de una manera rápida y fiable. Se estima que nuestro mapa mental está formado por alrededor de 50.000 palabras, de las que empleamos habitualmente unas 2.000. Costa incluso ha calculado cuánto tardamos en convertir mentalmente una idea en una palabra: ¡200 milisegundos!